No todo van a ser viajes largos y rutas en el extranjero. Ahora que ya va terminando el verano podemos ir pensando en escapadas más cortas para cuando empecemos a estar cansados de la rutina. Un destino ideal para una escapada de fin de semana en La Alpujarra con mucho que hacer sin que nos quede nada por disfrutar.

Gracias a su patrimonio cultural, su excepcional clima, su paisaje, su gastronomía y sus costumbres es un lugar perfecto para desconectar un par de días en Sierra Nevada. En Capileira nos espera uno de los mejores cascos antiguos de Granada alpujarreña, tinaos, paisajes a la sierra, deleitar el paladar con la oferta gastronómica o visitar sus museos.

Un lugar imponente por su naturaleza en el que sus habitantes tuvieron que adaptarse a las condiciones impuestas por la geografía, creando un paisaje humano único con pueblos aferrados a las laderas de las montañas; acequias que van y vienen aprovechando hasta la última gota de agua que llega desde las cumbres nevadas; y grandes escaleras de terrazas de cultivo que convierten las laderas en verdaderos vergeles.

Pampaneira, Bubión y Capileira son tres los pueblos más visitados de La Alpujarra granadina. Un trío de municipios escalonados y asentados en el Barranco del Poqueira en un entorno que asombra por su inmensidad y pureza. Capileira y Pampaneira forman parte de los pueblos más bonitos de España y un paseo por ellos justifica su selección. El primero suele ser punto de partida para quienes quieren recorrer Sierra Nevada a pie. Sus estrechas calles, con diversos miradores al Barranco del Poqueira, hacen de este pueblo una maravilla arquitectónica, donde destacan los tinaos (pequeños soportales) y los terraos (tejados planos típicos alpujarreños) , además de los tradicionales lavaderos públicos y el habitual uso de piedra para casi cualquier construcción (para qué comprar ladrillos cuando aquí hay piedras en todas partes) . Su buena conservación hace que su casco urbano haya sido declarado Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco, mientras que el Consejo de Europa suele poner a la población como modelo de arquitectura popular.